LNB · 31 de Mayo de 2024

LNB · Boca Jrs.

Chiquito Romero, la historia del arquero que pudo ser basquetbolista

Un video de Chiquito junto a su compañero, el uruguayo Edinson Cavani, esconde historias relacionadas con el deporte de la naranja y anécdotas desconocidas a lo largo de su vida deportiva.

Un video entre el ex arquero de la Selección Argentina y subcampeón del Mundo en Brasil 2014 junto a su compañero, el uruguayo Edinson Cavani, esconde historias relacionadas con el deporte de la naranja y con anécdotas desconocidas a lo largo de su vida deportiva.

Un video viralizado por las redes sociales del club de fútbol Boca Juniors mostró en un desafío de lanzamientos a Chiquito y su compañero uruguayo en medio de un entrenamiento. 

La relación de Sergio Romero con el deporte inevitablemente está relacionada con el fútbol por ser el arquero con más presencias en la historia de la Selección Argentina y subcampeón del Mundo y de América en dos ocasiones. Pero su vida deportiva nació en la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia.

Sin embargo, la data en referencia con lo lúdico venía de Misiones cuando en las siestas de tierra colorada, el menor de cuatro hermanos quería emular en el arco a su hermano Diego, el Negro, campeón con Gimnasia de Comodoro en la temporada 2005/06 tras graduarse en la Universidad de Florida State de la NCAA en EEUU y de pasos por Regatas Corrientes y Quilmes de Mar del Plata. El pequeño Romero quería ser arquero.

En la actualidad, Romero se somete a una serie de lanzamientos para competir con Cavani y al misionero se le atraviesan instantes en la vida del pequeño que se asocian con el básquet, el viento, la Patagonia y Comodoro Rivadavia. 

Si bien uno de los deportes que Sergio veía y disfrutaba a través de su hermano era el fútbol en la tierra colorada y ya en el sur argentino su apego fue el beisbol. Más bien un divertimento en tardes de siestas y reuniones con vecinos y amigos en tiempos de Patagonia. 

Sin embargo, en el correr del tiempo el fútbol lo comenzó a llevar desde el sur hacia Buenos Aires. Ya como jugador de formativas en Racing Club, en sus recesos y cuando llegaba a Comodoro, el básquet era casi una cuestión religiosa con los hermanos y amigos, a pesar que su biotipo lo predestinaba a la práctica de los deportes. 

El hoy arquero de Boca formaba parte de los torneos Intercomerciales que se llevaban a cabo en el club Federación Deportiva YPF o La Fede y donde muchos recuerdan partidos como cuando anotó 42 puntos. Sus dotes físicos y buena mano hacían que el jovencísimo Sergio corriera hacia el aro de manera incansable. De hecho, un pase largo -cual fútbol americano- de uno de sus hermanos hacía que el propio Checho hiciera una volcada que hizo aplaudir al estadio. Romerito era competitividad pura y un asesino en el uno contra uno, como en el perímetro. 

En el Colegio Deán Funes, una cancha del estilo de playground como en Estados Unidos, con piso de baldosas, tablero de madera y redes de cadenas, eran sinónimo de grandes partidos y proezas. Aunque ni cámaras digitales y tampoco los primeros celulares guardaron fotos de estos momentos y quedarán en las retinas de unos pocos testigos.

Los inolvidables partidos del 24 de diciembre o el del mismísimo año viejo, el último día del año, tuvieron en algún momento a Chiquito mano a mano con sus hermanos Diego, Oscar y Marcos. Un dos contra dos o lo que era mejor una cancha entera, tenía como destinatario un solo objetivo: ganar.

No importaba el cómo, o sí: mucha defensa férrea más allá del límite, jugadas de corte por el eje de la cancha o bien algún robo para que Diego Romero la entierre en el aro, o el mismísimo Sergio saltara y con una mano amulara a jugadores de la NBA.

Las acciones se ponían difíciles cuando el basquetbolista profesional ajustaba las marcas y el arquero buscaba taparlo o robarle el balón con marca veloz. O bien hacían alguna jugada que dejaba en ridículo a su rival y las risas y broncas brotaban para una tarde inolvidable hasta el próximo año si la agenda de ambos lo permitía.

Pero siempre había una certeza, el partido en el sur argentino lo cortaba la luz, aquella que para verano se aleja del cielo pasadas las 21.00 y había que regresar a casa para las celebraciones en familia.

Pity, Oso, Huevo, el Chorizo, Carda, el Pelado Gastón, los hermanos de Romero como Oscar y Marcos, sumado a su primo Damián eran parte de la banda de Copetax, El Trebol y hoy Los Frodos, la cual muchas veces recuerda algunas proezas de antaño en asados y algún partido de truco.

CASI MENS-SANA

Enrique Tolcachier, entrenador del Verde de Comodoro en 2003 puso el ojo en el más chico de los Romero. Con 16 años, el arquero dudó por la decisión, aunque su padre Ramón la tuvo clara.

"Servía para jugar al básquet y cuando estaba en la pensión de Racing me llamaron para ver si quería jugar en Gimnasia de Comodoro. Estaba haciendo pretemporada en enero de 2003 mi papá me lo dijo", indicó Romero en una entrevista.

“Mirá que Tolcachier te quiere y me está preguntando por vos. Fui a la oficina de Gimnasia, me reuní y les dije que te perdieron porque vos estás en Racing y de ahí no te vas a ir. Yo tenía 16 años, así que pensaba si me quedaba en el club o si me iba a jugar Liga Profesional", agregó.

El hoy arquero de Boca, que desde la Academia desembarcó en AZ Alkmaar de Holanda, hoy Países Bajos, equipo que le dio la chance de jugar en la Selección Argentina.

“Mi viejo, enfermo de Racing como yo, me dijo que no. Quedate en Racing, ese es tu deporte, eso es lo que sabés hacer porque lo llevas en la sangre. Quedate y el día de mañana te vas a dar cuenta que está bien, que te tenías que haber quedado", así le dijo don Romero a Chiquito.

MARADONA Y EL LLAMADO PARA JUGAR EN LA MAYOR

En una escuela de la ciudad neerlandés de Alkmaar, a cuarenta minutos de Ámsterdam, Romero era pieza clave de un creciente equipo que con el argentino sería campeón. Aunque Chiquito los representaría como Campeón Olímpico en Beijing 2008.

"Estaba en Holanda jugando al básquet con mi esposa, cuando en un momento sonó el teléfono. Atiendo rápido, ahogado y del otro lado me dicen te habla Diego", contó el arquero en una entrevista a Télam.

"En ese momento, le digo a mi señora, no sé quién es, no reconozco el número de teléfono, no es mi hermano Diego. Corté y seguimos jugando. Vuelve a llamar, lo vuelvo a atender y ahí me dice: Sergio, soy Diego...Maradona. Me quería morir", relató el misionero.

"Yo hoy me siento basquetbolista, me gusta jugar al básquet", indicó Romero luego del duelo entre Boca e Independiente de Oliva, donde el arquero, en compañía de su hija Jazmín, recibieron un reconocimiento de parte de Martín Leiva, representante del staff del Departamento de Básquetbol de la institución Xeneize.

"Hace rato quería ver a Boca y disfruté un montón, voy a venir más seguido a la Bombonerita", cerró Chiquito entre triples, volcadas y posteos como si viajara en el tiempo a una niñez en el sur con sus hermanos. 

Sponsors Oficiales