Hubo dos etapas diametralmente opuestas en la noche del jueves. En los primeros veinte minutos, se jugó casi sin fricción, con alto goleo y enorme efectividad. En ese lapso, Augusto Alonso (15 de sus 19 unidades totales allí) manejó con solvencia los hilos del equipo, mientras que los aurinegros mostraban un mayor reparto en las anotaciones, con Glinberg como faro y triples como lluvia.

 

 

Los de Saborido llegaron a sacar 14 de ventaja (37-23) pero la reacción llegó para emparejar las acciones y cerrar a sólo un doble.

 

Los segundos veinte minutos, con el cansancio, bajó la efectividad y subió el roce físico. Los locales llegaron a pasar al frente por un breve lapso, pero el puntero e invicto de la zona, con paciencia, efectividad y un Joaquín Ríos decisivo, sumado a un Franchino que no sólo dañó desde la línea de libres, sino que fue un puntal en el aspecto defensivo.

 

 

Buen partido con una demostración del poderío del Lanús y un equipo como El Talar que compitió en todo momento con sus armas.

 

Informe y fotos: Prensa El Talar