Por segunda vez en su historia los Infernales contarán con un cuerpo técnico conformado íntegramente por salteños, la primera fue en sus inicios en el Torneo Federal. 

Como en viejas épocas donde entrenadores como Julio Lamas o un tal Oveja Hernández comenzaban desde muy jóvenes a transitar por el mundo de la dirección técnica, pero en tiempo modernos, Lizárraga jugó al básquet una década hasta que, a muy temprana edad, a los 20, supo lo que quería ser: entrenador del deporte de la naranja. 

A los diez años comenzó a botar un balón del deporte más lindo del mundo, fue en el Club Atlético Independiente (CAI) de la capital salteña, donde supo disfrutar de la disciplina y los primeros amigos. Un poco más grande siguió su corta carrera como jugador en Sargento Cabral hasta que un día, a los 20, decidió dedicarse a enseñar a jugar al básquet. 

Lo hizo nada menos que de un formador nato, uno de los mejores hombres capaces de corregir una parada, una posición o un lanzamiento: Sergio “Patón” Arévalos. “Fue, es y será mi sensei como yo le digo”, sostiene Lizárraga. Junto al Patón empezó a descubrir el apasionante mundo de las divisiones formativas y la dirección técnica. 

Sus primeras armas como formador las hizo en el club Gimnasia y Tiro. “Con el Patón planificamos un lindo proyecto en Gimnasia llevando a distintas categorías a jugar torneos regionales y nacionales”, recuerda el entrenador ahora asistente de Los Infernales. 

De la mano de su sensei fue quien llegó las estadísticas en el Torneo Federal que Villa 20 de febrero ganó y consiguió la plaza que luego sería el primer escenario de Salta Basket en el plano nacional. “En aquel momento fue un sueño haber estado ahí, apuntando las estadísticas y ahora es un sueño poder ser parte de Salta Basket como asistente, poder estar en la segunda división del básquet argentino”. 

Con Arévalos trabajó en la Academia Estrella Roja formando jugadores salteños, y como DT pasó por los clubes de Villa 20 de Febrero, Sargento Cabral y Grand Bourg. Actualmente se despidió de su última institución Club Atlético Germinal en Rawson, Chubut, donde desde hace seis meses se hizo cargo de las divisiones formativas y las categorías mayores tanto en masculino como en femenino. 

“Fue una hermosa experiencia, en seis meses pude hacer cosas maravillosas con las formativas y los equipos de primera división. Eternamente agradecido al club Germinal y con parte de culpa por dejarlos a mitad de temporada, pero realmente es un salto enorme en mi carrera poder estar en un plantel profesional, de Liga Argentina”, sostuvo el asistente técnico de De Cecco. 

Ahora pasará a integrar el CT junto a Ricardo De Cecco (entrenador en jefe), Marcelo Outeyral (asistente técnico), Rafael Padilla (preparador físico), Facundo Luna (kinesiólogo), Mario Flores (utilero) y Marcelo Ferreyra (jefe de equipo). Todos nacidos en la tierra del General Güemes. 

“Formar parte del cuerpo técnico es un privilegio enorme, un CT donde todos somos salteños. Me gusta la idea de trabajar con Ricardo, una persona que tiene experiencia y roce en Liga Nacional, Liga Argentina y también el Federal”, apuntó el joven entrenador. 

Al mismo tiempo empieza a disfrutar porque desde que agarró una tablita de entrenador sueña con ser entrenador profesional de básquet. “No tengo dudas que voy a aprender muchísimo, siempre poniendo todas mis ganas porque mi sueño es ser un entrenador profesional de básquet y hoy por hoy lo estoy viviendo”, señaló. 

“Es una oportunidad grande de seguir mi carrera en el básquet, como profesional, de poder ser un gran entrenador. Hoy me toca estar como asistente y voy a dar lo mejor. Quiero seguir trabajando, aprendiendo y estudiando no solo para ayudar a Ricardo sino para ayudar al equipo”. El entusiasmo de Andrés se refleja en cada una de sus palabras, en cada expresión.

Informe y fotos: Prensa Salta Basket.